27/10/09

"SUBNORMAL ACTIVITY"

Acabo de ver esa gran película de la que todos los medios hablan, la nueva Bruja de Blair, la experiencia definitiva de terror, el último orgasmo de Spielberg. Dios santo, cada vez que pienso en mi ultima hora y media de vida me da verguenza admitir en que la he gastado: ver a una joven pareja de niñitos ricos dar vueltas por una casa con una cámara para grabar los ataques de un ente extraño espiritual que acosa a la chica protagonista.
Después de tanto leer sobre ella en los últimos meses casi me he visto obligado a ver Paranormal Activity, primer largometraje del director de origen israelí Oren Peli, grabada al puro estilo dogma simulando una acción real; idea que ya explotaron la italiana Holocausto Cannibal, la reentabilisima Witch Blair Proyect o la española [REC]. Si estás tres tienen una estructura bastante coherente, el nuevo producto semidocumental pierde por todas partes.
Lo que nos encontramos cuando se abre el telón no tiene pies ni cabeza (no me refiero al polstergeist, sino a la película en sí). Una hora sin que pase otra cosa que conversaciones ridículas y previsibles, actuaciones tópicas, una puerta moviéndose y una lámpara que se zarandea en la noche. Un supuesto parapsicólogo que visita a la pareja y le cuenta "lo chungo que está esto de luchar contra las fuerzas del mal" son los máximos alicientes de la primera hora al completo. La acción ralentizada hasta lo inaguantable, todo bajo la premisa de alargar un proyecto que cabría en un cortometraje. Cuando vamos rondando los setenta minutos parace que algo va a pasar, y bien es cierto que pasan algunas cosas, y que dices "Dios, alguna cosa va a pasar". El comportamiento de los actores está un poco más trabajado y consigue DOS momentos muy logrados en cuanto a tensión se refiere. Por lo demás, es que sinceramente no hay ningún atractivo en toda la película. La tensión en la trama agonizante de Blair o REC donde los personajes están confinados a un escenario que no pueden abandonar, aquí se difumina, ya que las "grabaciones" que presenciamos se estiran hasta un mes, observando la evolución de la paranormalidad de la vivienda. Lo que la cámara recoge esta diseccionado en unos primeros minutos de presentación de personaje y su entorno; para pasar el resto del filme entre el dormitorio y lo que la noche les depara (los personajes se graban al dormir) más el día posterior y las conversaciones sobre la noche anterior. La trama se desinfla con los cambios y la falta, en muchos casos, de ritmo.

Definitivamente nada más alejado de una curiosidad bien explotada, una muestra de como los publicitas siguen siendo los que cortan el bacalao en la economía del ocio. Hacer creer a miles de espectadores que van a pasar miedo con esto sí que es algo sobre lo que reflexionar.